MENHIR

La losa de piedra que vigila el ascenso a la Montaña Sagrada

Sierra
Sierra

Dejando atrás el Cancho de la Misa y entrando ya por la puerta de acceso al castro, a la derecha podemos apreciar como una especie de menhir que ha venido vigilando nuestro ascenso. Este menhir para algunos es una piedra caballera (una piedra situada así de forma natural, sin intervención humana), pero no es este el caso, pues si nos aproximamos hasta la base de esta laja pétrea, observaremos cómo presenta unas cazoletas en su pared vertical que en ningún caso puede deberse a la erosión, pues la erosión del granito en superficies verticales no presenta esa tipología; por tanto, o bien lo ha hecho el ser humano, o bien se produjo de forma natural en posición horizontal para, posteriormente, ser levantada por el hombre. En cualquier caso, la mano del hombre está detrás de esa piedra que delimita claramente el perímetro del antiguo castro.

Con sus más de 3,5 metros de altura forma parte de una estructura que implica a otra piedra colocada de forma horizontal cerca de su base, y que hace las veces de mirador desde el que observar el entorno; también presenta otra posterior que hace de cuña para que se tenga en pie. Todo un conjunto megalítico que otea el paso y vigila el ascenso de los caminantes.

También presenta dos cazoletas en una superficie horizontal de su cara sureste, presumiblemente para libaciones, guardando todo este conjunto un posicionamiento clave en el límite de la antigua muralla que conformaba el Poblado de la II Edad del Hierro (muy posiblemente este menhir es anterior a esos pobladores, aunque sería hábilmente utilizado por ellos).

Y aunque desde la Antigua Calzada este lito se asemeje visualmente a un rectángulo proyectado hacia el Cielo, si nos aproximamos cresteando por el flanco suroeste nos dará la impresión de que es una piedra fina y alargada. En cambio, si nos paramos junto a esa mole, podremos ver que en realidad es una piedra con forma de L, cosa que no se ve si no se escala hasta su misma base, pues desde la distancia pasa inadvertido este particular.

Y aunque se puede acceder hasta su misma base, la precaución debe ser máxima en el intento, dada la pendiente del terreno y lo escarpado de las rocas, que presentan un importante desnivel que obliga al senderista a la mesura.

En cualquier caso, este megalito es un referente en el paisaje serreño.