La Montaña Sagrada

La Sierra de Santa Cruz ha servido de escenario para que durante milenios se muestren todo tipo de ritos y manifestaciones espirituales, visibles hoy día en altares rupestres, menhires, trilitos, puertas iniciáticas, asientos-trono, antropomorfos, zoomorfos, grabados rupestres, cazoletas y un largo etcétera.

Su forma triangular que se yergue desde el llano hacia los Dioses ha sido vista como un auténtico tótem por todas las civilizaciones que por ella han pasado.

La energía que emerge entre sus piedras complementan esta realidad espiritual.

Visita
Sierra

La Sierra se caracteriza topográficamente por ser un monte-isla o inselberg, que se yergue sobre la penillanura circundante ofreciendo una atalaya de indiscutible importancia estratégica como control de paso y control defensivo del territorio. Por otra parte, a nivel espiritual ha sido vista como una especie de tótem, de hito representativo de contacto con la Divinidad, ocupada por multitud de civilizaciones no solo con carácter defensivo sino también como lugar de culto, aguja desde donde elevar las plegarias a los Dioses (de ahí la proliferación de altares rupestres, Santuarios y demás manifestaciones sacras, que le han otorgado el apelativo de Montaña Sagrada), por lo que no es de extrañar que pequeños grupos de la Edad de Piedra y Calcolítico primero, y de las Edades del Bronce y del Hierro después, tomasen esta elevación como lugar de expresión de una espiritualidad que les era necesaria a la hora de desarrollar sus planes de vida, en consonancia con un saber desconocido actualmente, pero que formaría parte de su día a día y les sería inherente y necesario a su existencia.

Sin duda esa posición topográficamente privilegiada estaría claramente ligada a los caminos y rutas que esas ancestrales culturas utilizaban en su devenir por los distintos territorios. Esas vías naturales de paso y tránsito fueron reutilizadas por culturas prerromanas para sus desplazamientos, así como romanas a través de sus calzadas. la Montaña Sagrada se situaría en el centro de un triángulo de comunicaciones, por lo que no es de extrañar que vías pecuarias posteriores (Cañadas Reales) también utilizasen esos pasos, así como lo ha hecho la actual red de carreteras. Un hito, un monte, un tótem, una aguja, una antena, una proyección hacia el Cielo; eso y mucho más vieron los antiguos pobladores en la Sierra de Santa Cruz para desarrollar en ella tal sucesión de asentamientos, tanto guerreros y de hábitat, como espirituales y de culto.